Saturday, October 09, 2010

Au bar des suicidés...

Esta vez debo sacar el cuchillo que yo misma, sin razon aparente, he clavado en mi estomago. El sabor a derrota me llenó de una desazon amarga que tan solo pude olvidar, mientras aplacaba la somatizacion de mi angustia.
Sin ceder ante la impulsividad que me caracteriza tuve que salir de la incerteza, tener la respuesta que ya intuía pero que aseguraba no podia dar por cierta sin escuchar tu voz. Desde ese momento ya me parecio extraño que me faltara orgullo y decidiera que no me importara lo que tu tuvieses que decir al respecto. Si A era distinto de B o no, ese no era mi problema, mi corazon frío no se aproblemaría por nada más que él mismo.
Cuando salí de esa trama, cuando nada parecía ser problemático, cuando vi en tus ojos que al despedirte, querías que me quedara... Fue exactamente el momento en que se gatillan mis inevitables manías de escape.
El siguiente amanecer despertó las mas terribles suposiciones de un amor no correspondido, de un hombre frío y calculador, de una persona incapaz de decirme que No y que, por lo tanto, se dedicaba a soportarme. Pense que te odiaba porque jugabas conmigo, que nunca lograrias sentir nada por mi debido al asfixio de tu sobreprotectora red de contencion, que solo deseas no tener que lidiar conmigo nunca mas, no verme, no escucharme, no ver mi nombre en la pantalla de tu celular.
Pasaron tres días de angustiosa y buscada auto-tortura...
Todos y cada uno de mis pensamientos se revolcaron dando a luz a la unica conclusion racional despues de tantas horas en pausa: Miedo.
Es nada mas y nada menos que el auto sabotaje el que me tiene tan imbecilmente intratable. Es el temible escenario que estoy presenciando, el dejarme llevar por este punzante dolor en mi estomago del que me olvide hace muchos años. Y es que lamentablemente ya no puedo salir corriendo y gritarle al mundo lo libre y lujuriosamente feliz que soy. Porque solo quiero verte a ti al lado izquierdo de mi cama, solo quiero seguir el ritmo de tus labios, solo quiero sentir el movimiento de tus caderas, solo quiero temblar con tu voz en mi piel...
El miedo de la posibilidad de ser completamente tuya, el miedo de sentir como la libertad se me va de las manos por ti, el miedo de tener que admitir al mundo que otro ser humano a cautivado mi atencion. Si, soy la cobarde cuyas murallas no quieren ser sobrepasadas.